miércoles, 6 de mayo de 2009

¿LIBROS NUEVOS O LIBROS VIEJOS?

El planteamiento de este interrogante puede parecer absurdo, ya que desde el momento en que suponemos que una biblioteca, no es una disculpa para rellenar unos metros de pared con bellos tomos intercalados de figuritas y cerámicas, sino el resultado de un constante esfuerzo por reunir esos libros útiles, amenos, llenos de recuerdos, etc., no puede haber controversia entre nuevo y viejo, sino todo lo contrario. Ese libro que ha pasado de mano en mano a lo largo de años y conserva sus calidades, es forzosamente una joya de papel y de encuademación. Quizá en ese momento entren en juego otros valores que los puramente contenidos en el libro. ¿A quién ha pertenecido? ¿Es una primera edición? ¿Está dedicado por el autor? Todos esos factores inciden a la hora de valorar el volumen y a la hora de prestigiar una biblioteca. Pero ¿dónde se encuentran esas joyas? Es realmente difícil en un mundo tan «informado» como el que nos ha tocado vivir, pero siempre surgen las sorpresas si se es un buscador ávido. Para ello es necesario estar en permanente estado de alerta y no sólo recorrer los diferentes puntos de venta de libros de segunda mano, las librerías de lance, o los puestos callejeros, que en casi todas las ciudades suelen existir. Es necesario estar atento a las testamentarías, a las «limpiezas» de algunas casas en las que hay tanto papel y libros viejos, dormidos en el olvido y que nadie quiere, ni apenas sabe de su existencia, como a menudo sucede en zonas rurales. Por conductos más ortodoxos, se pueden adquirir en subastas o ventas directas de libreros especializados, si bien a precios realmente elevados. Un buen consejo puede ser la búsqueda de libros que no estén de moda ¡algún día lo estarán! mientras, los precios son más razonables y su adquisición menos competitiva.

CLASIFICACION

A la hora de ordenar sus libros en la biblioteca, es muy lógico que se le planteen dudas y, en muchas ocasiones, esas dudas son permanentes y su biblioteca no tiene más orden que él de llegada de los libros a las estanterías, separados por tipos de encuademación, tamaños, etc., pero existen sistemas muy desarrollados de clasificar los libros. A título de ejemplo, citaremos algunos que si bien sólo tendrían sentido en grandes bibliotecas, sí le podrán servir de orientación para organizarse el suyo propio. Según la altura, caso en el que se distinguen tres formatos: folio cuadrado, folio doble y folio. Que a su vez se pueden subdividir en muy pequeños.

Alfabética, método que los agrupa según índices alfabéticos de títulos o autores.

Metódica, sistema que agrupa las obras por materias. Y quizá la más profesional de todas: la clasificación decimal que se adoptó oficialmente por primera vez en una Conferencia internacional de bibliógrafos, celebrada en Bruselas en 1895, y según la cual los conocimientos humanos están clasificados en diez clases, que se subdividen,a su vez en decenas, y así sucesivamente. El orden es el siguiente 0, obras generales; 1, filosofía; 2, religión, teología; 3, ciencias sociales y derecho; 4, filología, lingüística; 5, ciencias matemáticas y naturales; 6, ciencias aplicadas, tecnología; 7, bellas artes; 8, literatura; 9, geografía e historia. Estos diez grandes apartados se subdividen en otros diez, de forma que si tenemos el 7 para bellas artes, añadiendo del 0 al 9 tendríamos, por ejemplo, 70, generalidades (sobre bellas artes); 71, paisajes y jardines; 72, arquitectura; 73, escultura, numismática; 74, dibujo, decoración, etc., que a su vez se vuelven a dividir en diez. Para un total conocimiento de las clasificaciones adoptadas, la Oficina Internacional de bibliografía de Bruselas edita un catálogo con todas las clasificaciones.

LA ENCUADERNACION

Su objeto fundamental es proteger un libro, pero a partir del renacimiento toma el nombre de encuademación de arte por la combinación de los recursos del oficio, con el arte ornamental que los diseñadores despliegan Si bien en la edad media se encuadernó con tablas de madera recubiertas de cuero, las encuademaciones bizantinas están enriquecidas con tallas de marfil, piedras preciosas, metales y esmaltes y en España destaca el tipo de encuademación mudejar, con abundante ornamentación en relieve con fondos punteados en oro. A lo largo del renacimiento los grandes pintores, arquitectos y artistas en general, tanto italianos como franceses, colaboraron con su sabiduría en el arte de encuadernar las bibliotecas de príncipes, nobles y cortesanos. Desde aquella época a nuestros días, la encuademación no ha perdido ocasión de mostrar sus adelantos, consecuciones artísticas y la calidad de ejemplar único que algunos libros adquieren al ser encuadernados.

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