Indudablemente se necesita un taller para trabajar con cierto desahogo y donde se pueda almacenar barro, piezas, tener el torno y el horno, etc. Que esto sea posible dentro de casa o haya que buscarlo fuera, dependerá de las circunstancias de cada uno, pero vamos a enumerar una serie de mínimos imprescindibles, todos ellos al alcance del aficionado algo avanzado, porque suponemos que si bien las primeras experiencias con arcilla y modelado se pueden hacer en cualquier lugar de la casa y luego llevar a cocer a un horno, en el momento en que se aborde el barnizado, y la segunda cocción, empezará a requerir tiempos de horno sólo viables con la posesión de uno propio.
Así pues, la estancia que dedique a este trabajo deberá contar con agua corriente y buena ventilación. El suelo deberá ser de enlosado o de hormigón directamente, para que su limpieza sea algo sencillo. La distribución del espacio debe atenerse a los tres ejes de trabajo: la mesa, cuanto más solida mejor, de madera, mármol, etc., a ser posible situada en un lugar con luz natural, aunque la luz eléctrica permite trabajar a cualquier hora y bien orientada sin ningún tipo de sombras. El torno, que puede ser de pie o eléctrico; estos últimos son los más utilizados cada día por su menor tamaño. Debe ubicarse lo más cerca posible del punto de agua por su constante utilización. Y el horno, que no necesita un lugar especial, por lo que simplemente recordaremos la necesidad de una instalación trifásica en el local elegido.
Un aspecto sin embargo, muy a tener en cuenta, es dónde se va a esmaltar, aquí sí recomendaríamos que fuera en un rincón alicatado, para que las salpicaduras de barniz se puedan limpiar con facilidad y sobre todo, con buena ventilación.
La arcilla, como ya hemos dicho, se debe almacenar en bolsas de plástico, que también se pueden utilizar para guardar trabajos a medias, evitar que se ensucien piezas con el polvo, guardar productos, etc., por lo que es muy recomendable un buen stock de bolsas de plástico.
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