miércoles, 6 de mayo de 2009

Las grandes ceramicas

La cerámica primitiva y la de las grandes culturas, se diferencian por las técnicas del horno cerrado y el uso del torno. Ambas aparecen en Egipto unos dos mil quinientos años antes de C. Desde allí pasan a Mesopotamia y Creta, de allí a Grecia, Roma y al resto de Europa. Otro aspecto profundamente diferenciador, es la técnica del vidriado, que aplicada a las superficies sirve para impermeabilizar las piezas, al tiempo que se obtienen bellos efectos decorativos. Los chinos, que ya conocían el uso de los vidriados a través de los persas, perfeccionaron su coloración y brillo, al tiempo que descubrieron la forma de elaborar una pasta blanca con la que hicieron maravillas: la porcelana. Por esta época, unos mil años antes de C, ya contaban con hornos para cocer piezas a temperaturas superiores a los 1.000° C. Y en ese eterno vaivén de la cultura, los árabes, a través de los persas transmitieron, vía España, los descubrimientos chinos a occidente. Así se extendieron las cerámicas policromadas de superficie brillante; el vidriado metálico aplicado después de pintado y cocido el vaso, lo que le da apariencia de oro o de bronce. Y no podemos finalizar esté breve repaso sin mencionar a los artistas de la antigüedad, que alcanzaron cotas de perfección similares a los chinos: los griegos, con sus primitivos adornos geométricos, la cerámica roja sobre fondo negro brillante, o a la inversa, las figuras negras sobre fondos rojos. Decoración realizada a base de tierras coloreadas, aplicadas sobre la pieza y en las que se dibujaba la figura con un punzón, por lo que aparecía el color rojo de debajo.

En Atenas, se produjeron los más variados y hermosos vasos y piezas que se pueda imaginar y cuyo destino, en cuanto a uso se refiere, se ignora en la mayoría de los casos.

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