Es el más cómodo de uso por varias razones, entre las que caben destacar limpieza, grados de automatismo conseguido, y seguridad. En principio no tienen la capacidad de «aventura» de los hornos de leña, en los que es necesario estar presente durante toda la cocción para atizarlos. El tiempo empleado es aproximadamente la mitad y una vez seleccionada la temperatura requerida, no queda nada por hacer, ya que van dotados de pirómetros sincronizados que desconectan el horno una vez alcanzada la temperatura máxima (entre los 1.000°C y los 1.300°C). También es posible, si así lo desea, operar alteraciones de temperatura acusadas.
Ahora, si bien a la hora de abordar el torno comentábamos, que no era necesaria una instalación eléctrica especial, desde el momento en que se piense instalar un horno, hay que recordar la necesidad de corriente trifásica y el grado de potencia requerido. No obstante, bien sea en su casa, bien en el taller, el horno es imprescindible y cuanto mejor sea, mejores resultados conseguirá en su cerámica No importa el tamaño, es preferible que sea pequeño y bueno, aunque tenga que cargarlo más veces, a grande pero malo.
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