Primera recomendación: a pesar de que haya efectuado el amasado con dedicación, el barro puede seguir teniendo alguna burbuja de aire; la mejor forma de comprobarlo es cortar la pella en lonchas con un alambre, cuerda de piano o hilo de cortar. Una vez efectuada la operación, se juntan con fuerza sobre la tabla y se vuelve a repetir, así se habrá asegurado su textura y homogeneidad.
Técnica de la bola
No se necesita más herramienta que las manos, quizá por eso sea la más antigua y la más sencilla de las artes. El objetivo a conseguir es crear una pieza a partir de una bola de barro. Bola que se va presionando con los dedos hasta conseguir el grosor buscado y la forma pensada. Se pueden producir algunas grietas a consecuencia del calor que transmiten las manos a la arcilla. Para superar este problema, conviene tener a mano una esponja con la que humedecer la pieza.
Técnica de churros
Tan antigua como la anterior, consiste en preparar unas tiras o churros de barro del grosor de un dedo, e irlos superponiendo unos encima de otros. Anteriormente se ha hecho una base cuyo perímetro nos dará la longitud de los churros, a menos que se desee trabajar en espiral, para lo cual obviamente, el rollo tiene que ser muy largo. Conviene evitar que coincidan las juntas en el mismo lado, lo que podría representar un punto débil en cuanto a consistencia se refiere. Según sea la forma que se quiera dar al vaso, así serán de largos los churros. Una vez lograda la forma, se eliminan las migajas exteriores e interiores de la pipa, bien con un listón de madera, bien con un cuadradillo metálico.
EL TORNO
Existen numerosos tipos de tornos de alfarero, pero en la actualidad y al nivel que nos estamos desenvolviendo, los más prácticos, por su volumen, precio y sencillez, son los eléctricos, que se pueden instalar en una habitación del hogar sin grandes requisitos de potencia.
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