Fotos «bien y mal» hechas
Uno de los principios evidentes de la fotografía, es que una foto no «sale mal» se ha «hecho mal». Por muy automática que sea la cámara que se posea y por muchas campañas publicitarias que vea en las que «sólo hay que apretar el botón», no se lo crea a pies juntillas. En todo momento deberá conocer las limitaciones de su equipo —cámara y película—, así no le sucederá lo que a muchos aficionados con cámaras repletas de lucecitas, números, enfoques automáticos, etc., y que al tercer o cuarto rollo arrinconan la cámara y sólo la usan en momentos cruciales, cuando más necesario es conocer los pequeños trucos.
Fotos «movidas»
La principal causa de este defecto consiste en una velocidad lenta, y por tanto al menor movimento de la cámara se estropea la foto. La solución en caso de no poder disparar a mayor velocidad, no es otra que sujetar la cámara con firmeza o, aún mejor, utilizar trípode. Si esto no fuera posible, puede ayudarse con la propia correa de la cámara tensada alrededor del codo, o apoyarse en algún elemento estable: un árbol, el coche, la fachada de un edificio, etc.
Fotos «pasadas» o «cortas» de luz
Llegar a determinar la exposición exacta de una foto, es upo de los mayores éxitos del aficionado a pesar de los automatismos conseguidos. Bien que actúen sobre el diafragma del objetivo o bien sobre los tiempos de obturación, jamás obtendremos una medida exacta cuando se trate de una foto, en la que haya varias zonas de luz. El «automático» sacará una medida media de los diferentes campos de luz e igualará todo. Por lo que si bien puede ser una buena referencia, siempre será necesario tener en cuenta que es lo principal y que es el fondo. Una persona a la puerta de un edificio o delante de unos árboles, tiene dos medidas de luz: la iluminada por el sol y los fondos en sombra. Para conseguir que se vea «lo de atrás», será necesario abrir más el diafragma respecto a lo marcado por el fotómetro. Si por el contrario, las partes iluminadas por el sol son las que dominan, como en el caso de paisajes, la playa, la montaña, etc., se dará la exposición media, siempre teniendo en cuenta medidas de luz inclinadas hacia el suelo o de lo contrario el cielo influenciará la medida y la foto resultaría pasada. Ni que decir tiene que el agua del mar puede actuar como un espejo de los rayos solares.
Fotos «mal encuadradas»
Uno de los defectos más comunes de las fotos realizadas durante un viaje, es aquél que resulta de intentar meter en la misma foto a los niños y el monumento que nos ha hecho detener el coche. El resultado es una pareja de niños a lo lejos —con lo que sólo el autor los identificaría—, y una parte del monumento tapada por las figuras situadas en el centro de la imagen.
La norma más elemental es fotografiar cada tema por separado, pero si se desea incluir a las personas en la postal, no hay más remedio que repartir adecuadamente el espacio: situar a los niños en los márgenes, derecho o izquierdo según convenga, y dejar «aire» suficiente para apreciar el fondo. Una simple mirada a los cuadros de los grandes maestros de la pintura, será suficiente para apreciar el reparto del espacio, las zonas de interés o ejes de la imagen.
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