La elección de una cámara, es una decisión de suma importancia y dada la existencia de tantos modelos en el mercado, no resulta fácil. Lo primero que conviene tener en cuenta es que, no por gastar más dinero se hacen mejores fotos. Si bien la imagen técnicamente buena, es más fácil conseguirla con la ayuda de todos los adelantos de la moderna tecnología, la cámara no es más que una herramienta en manos del fotógrafo, que con su buen gusto y saber hacer, conseguirá resultados más o menos satisfactorios. Por tanto ¿sacará partido o todas sus posibilidades a esa cámara que tantas veces ha visto en manos de los profesionales? ¿Tendrá oportunidades o capacidad para aprovecharla al máximo?
A la hora de elegir cámara habrá que sopesar numerosos factores, pero en definitiva tendrá que optar por alguna de las salidas de compromiso a que su afición o destino de las fotos, lé lleven. Resulta obvio decir, que si piensa dedicarse a fotografiar insectos, necesitará una cámara distinta, que si su afición va dirigida al retrato. Aún así, es posible que pueda solventar esas dos necesidades con la misma cámara, si bien con una gama de objetivos y accesorios muy diferentes.
El formato
Desde el punto de vista del aficionado, cualquier tamaño superior al 6 x 7 cm. huelga mencionarlo, por lo que nos centraremos en el intermedio, el formato «rey» el 24 x 36 mm. sobre película de 35 mm., formato en el que tanto aficionados como profesionales encuentran cámaras y objetivos intercambiables de todas las calidades y precios. Regla número uno, infórmese antes de comprar. Compare precios y posibilidades de crecimiento de su equipo. También es importante el fabricante y distribuidor, no vaya a caer en una marca de la que resulte difícilhallar repuestos o con problemas de mantenimiento. En este formato existen dos grandes divisiones, las compactas y las réflex. Las características principales de las compactas son: ausencia de objetivos intercambiables y de visor réflex, con lo cual pesan menos, son más sencillas, más económicas y pueden proporcionar calidades ópticas muy aceptables. Suelen ser las primeras cámaras, aquéllas con las que se aprenden los rudimentos del enfoque y la velocidad. Los últimos modelos cuentan con asistencia electrónica a la hora de controlar la exposición (tanto con luz natural como con flash). El visor es independiente del objetivo, y en el primero, llevan marcados unos cuadros que indican lo que capta a cualquier distancia, de inferior a infinito.
Las cámaras réflex mono-objetivo con óptica intercambiable, son las de mayor uso en la actualidad por su posible aplicación a todos los campos de la fotografía, y contar además con todos los accesorios que el más exigente aficionado o profesional pueda necesitar, a pesar de lo ruidoso del movimiento del espejo de retorno instantáneo y el resto de los mecanismos, que en las últimas generaciones se han sofisticado tanto (retículas intercambiables, microprismas para un mejor control del enfoque, etc.). Pero todo ello puede ser una de las grandes trampas a las que aludíamos al principio, ya que el aficionado se suele dejar deslumhrar por las enormes posibilidades luminosas de sus objetivos, la incorporación de motores, etc., y sin embargo, no se preocupa de analizar el destino de ese equipo, sus necesidades concretas, muy alejadas frecuentemente de tan costosos accesorios y fuente de numerosas frustraciones, al comprobar que la máquina es tan sofisticada que se necesitan muchas «horas de vuelo» para controlarla; que su esfuerzo no va dirigido a conseguir buenas fotos, sino a lograr entender y solucionar el problema técnico. Simplifique su elección al máximo. No tenga miedo de quedarse corto. Al contrario, ya verá cómo saca partido a una cámara sencilla.
Los objetivos
Los objetivos fotográficos podrían dividirse en tres grandes grupos en relación a su focal: normales, de focal corta y de focal larga. Los primeros son aquéllos que captan las imágenes dentro de un ángulo similar al de la visión humana. £1 segundo grupo corresponde a los de visión más amplia, es decir, los grandes angulares, y el tercero al de los teleobjetivos, al campo de visión más pequeño. Así pues, desde la misma posición de cámara, con un objetivo normal obtendremos una visión de los objetos muy parecida a la que tenemos con nuestros propios ojos, con uno de focal corta se abarcará toda la escena y con los de focal larga tan sólo una parte reducida.
Todo objetivo lleva grabadas dos cifras que lo determinan, una es su distancia focal, expresada en milímetros (que puede ser fija o variable, en cuyo caso se llamaría zoom), y la otra es la mayor abertura de diafragma y cada cifra indica que el objetivo admite una cantidad de luz doble que la cifra anterior. En otro anillo similar va la escala graduada en metros o pies y que puede ir, por ejemplo, de 0,50 m. hasta infinito, y es con la que se regula el enfoque según la distancia a que se halle el objeto encuadrado. Atención, que también existen los objetivos de foco fijo en los que no existe posibilidad de realizar ajuste alguno para el enfoque. Pero tanto unos como otros aceptan filtros, enroscables en su cara frontal, y parasoles para evitar la incidencia de los rayos solares. En resumen, las cualidades de un objetivo podrían encontrarse en base a analizar tres aspeaos fundamentales: distancia focal, máxima luminosidad y precio.
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